Mariposa marrón

Buenas noches artista, 
Gracias por las cartas con respuestas que he recibido de algun@s de vosotr@s. Ha sido alucinante saber que os hace vibrar mis palabras. 
Hoy estoy de nuevo por aquí para hacerte llegar esta carta cargada de emoción que me he escrito a mí misma. 
Deseo que la recibas en un momento calmado, estés transitando lo que estés transitando. 
Abro la puerta...
-Pasa.


Ay...qué día más poderoso querida yo. Me ha dejado KO lo transitado hoy pero aquí estoy, llena de vitalidad e ilusión escribiéndote. 
Y es que cuando menos me lo espero aparece. En la medicina tradicional le llaman "ansiedad" y si es un momento en el que los síntomas de la "ansiedad" se desbordan lo llaman "ataques de pánico". Yo te pregunto, ¿pánico a qué? A los propios síntomas parece pero, ¿Por qué aparecen cuando menos me lo espero y en momentos tan inesperados? Ojalá me contestaras a esto, aunque tengo que darte las gracias por aparecer en el momento que más lo necesitaba. 
Al despertar, le propuse a Carlos ir al campo, a la naturaleza. Tenía unas ganas enormes de encontrar puertas azules en ella. Y es que eso es lo que me pasa cuando contacto con un árbol, con un pájaro, con el azul del cielo. La mente interpretativa se apaga y te damos paso a "ti" en mayor medida (a mi yo sin una mente que interpreta). Una conexión y una paz alta aparece en mí cuando eso se da. 
Desayunamos, pusimos música para recoger la casa y preparamos a la Ruby para nuestro día de campo. 
Fue montarme en el coche, sin ningún pensamiento negativo, y pum. Mi corazón empezó a latir rápido. La visión se vuelve borrosa y mi cuerpo empieza a temblar. 
Tiendo al silencio porque la sensación de pérdida de control es tan alta, que no tengo la capacidad de centrarme en nada externo a mí. 
Como muchas veces, me coloco una mano en el pecho y la otra en mi estómago y esto me calma pero esta vez se venía más fuerte y la sensación de descontrol de mi cuerpo disparaba el miedo. 
En ese momento ya estábamos saliendo de Jerez. 
Un carril de tierra había justo a nuestra derecha y le pedí a Carlos que por favor cogiera por ahí. Me encontraba realmente mal. Quería parar el coche. 
Mi mente interpretativa coge las riendas de la situación y empecé a ver que la situación era peligrosa. 
Las pulsaciones se dispararon, mi cuerpo temblaba hasta tal punto de pegar saltos inesperados en el asiento, mi respiración se entre cortaba como si perdiese la capacidad de respirar pausadamente. Y ahí está mi mente interpretativa, diciéndome que todo eso era muy peligroso y que llamara a la ambulancia. 
En esos momentos, una sensación de disociación aparece, como si yo no fuese yo. Es una sensación muy extraña. ¿Me estaré volviendo loca? Es otra de las preguntas que mi mente interpretativa me hace. 
Justo en ese momento me incliné hacia atrás el asiento y miré por la ventana y te hablé. 
Pedí ayuda. Pedí ayuda mirando al cielo. Me rendía. No podía controlar los síntomas. Sentía que las riendas las soltaba. ¿A qué pedía ayuda? Yo sólo sé que era a lo único que podía entregarme y dónde recibía calma. Quería una puerta azul. ¡Quería una puerta azul! 

Justo en ese momento apareció una mariposa en mi ventana. Una mariposa grande. Era marrón con manchas negras. Clavé mi mirada en ella. 
Estaba en el cristal de mi ventana. Luego se puso delante del coche. 
Carlos conducía el coche despacio por el carril de tierra que yo le pedí que cogiese. 
-Para el coche porfa. Le dije. 
Aparcó. 
Yo sólo quería tener contacto con la tierra. Mi cuerpo me lo pedía a gritos. 
Mis síntomas seguían y yo me seguía debatiendo entre llamar a la ambulancia o no mientras todo mi cuerpo, zona posterior, temblaba lo más grande. No era frío. 
Carlos se sentó a mi lado con la Ruby, hablando despacio y con mucho amor. No sé qué decía pero sí me acuerdo de su timbre de voz y su pausa. 
De repente, miro la sombra que proyectaba mi cuerpo. La sombra quedaba delante de mí porque teníamos el sol atrás. 


Yo llevaba un gorro negro y una sudadera verde. Una sudadera con la que me siento muy en flow jajaj. (Hay prendas de ropa que sacan un sentir de mi que yo le llamo "flow" jaja). 
De repente, en mi sombra vi que no sólo estaba yo. Tenía posada arriba mía la mariposa. La misma que se puso en mi ventana. 
Después fue a posarse a la cabeza de Carlos y tuve en mi campo visual a Carlos hablándome tan suave sentado en la tierra también, a la Ruby en sus piernas y la mariposa en su cabeza. 
Ahí tuve mi puerta azul. La pedí y apareció. 

Me tumbé. Puse mi cuerpo tal y como me pedía. Tumbado. Mirando al cielo azul. Encima de un campo verde con margaritas amarillas y blancas. 
Una entrega absoluta a los síntomas y dar paso a la experiencia.
El viento en mi cara lo sentía fuerte. Sentía como el calor del sol me abrazaba. Y el frío de la tierra en todo mi cuerpo me gritaba que estaba viva. En ese instante nada más importaba. Todo estaba bien. 
Me dejé estar durante...no tengo ni idea del tiempo. 
Mis síntomas fueron apagándose. Estaban. Pero la mente interpretativa se calló. Entré en la puerta azul y la dejé fuera por un rato. Eso le quitó poder. 
Después volvimos a casa a comer Sushi. Que rico, mmm.

Hace un año que me ocurre esto y tomé la decisión de no vivirlo con sufrimiento. 
Me recetaron antidepresivos y otras medicaciones para apagar esos síntomas. No me sirve.
Yo tengo ganas de vivir cada día. Me siento conectada con la vida y con la creación. Eso no me funciona. Me lo recetan sin conocerme, sin ni siquiera hablar conmigo. 
También le han puesto un nombre "ansiedad". Un nombre que no me vale. 
Cada un@ usa esa palabra para cualquier cosa. Cualquier cosa es ansiedad y cualquier cosa es estrés. No me sirve. 

Prefiero llamar a puertas azules y transcender los síntomas. Dar paso a un proceso dónde le digo SÍ a la vida y NO a apagar la conexión (qué es lo que siento cuando experimenté el lexatín). El lexatín es una medicación para mermar los síntomas de la "ansiedad". 

Doy gracias también a la posibilidad a la que accedo de viajar hacia mi cuerpo. Al entendimiento de su funcionamiento biológico. Tanto por la escucha que hago hacía él y desde dónde emerge el movimiento que me pide realizar, cómo el hecho de proponerme hace años estudiar el síntoma y saber cómo un sistema nervioso puede actuar con los demás sistemas y con el contexto, para hacer un síntoma persistente o no. (Dolor, ansiedad...).

Tener estas herramientas me ayudan a tomar las decisiones que estoy tomando en cada instante de mi vida actual. 

Abriéndome a las posibilidades, cómo escribía en mi primera carta. Me abro a que mi cuerpo me manda señales que no tienen porqué ser negativas y, la palabra ansiedad y ese diagnóstico que me puso el primer médico al que acudí (ataques de pánico) sólo me pone en un sólo escenario. Si me abro a otras posibilidades me pregunto ¿Y si estos síntomas son una llamada de algo positivo? 
Pedí ayuda y apareció la mariposa. Símbolo de transformación...

La percepción e interpretación del síntoma, según la información que tengamos y de la cultura de la que procedemos, puede desencadenar una aumento de los síntomas, la persistencia o incluso el sufrimiento o no de los mismos... 

Pame, tienes la bendición que llamas a la puerta y te aparece. 
Sigue llamando...


Escrita el domingo 29 Enero 2023
a las 22:22h

Sueña bonito Artista.

Pame Moreno. 

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